Tengo otras cosas para hacer que escribir esto, pero bueno. Estoy escribiendo esto. Dilemas, dilemas, dilemas y más dilemas. ¿Qué es exactamente un dilema? No sé, pero lo intuyo, y creo que de alguna manera la definición es bastante intuitiva, y también intuyo que tratar de definirlo precisamente mataría la ¿magia? de la existencia de los dilemas ya que en realidad los dilemas no son tal cosa (es mi manera de verlo).Dentro de poco, hay elecciones en Argentina. Para presidente, para gobernador en algunas provincias, parlamentarias y demás. Creo que en mi «Me quiero quejar» dejé claro que me parece realmente que todo esto es una farsa. Ahora, ¿cual sería mi forma de expresar esto? ¿No votando, o votando en blanco? Pero de nuevo, eso sería funcional a permitir que terminen ganando «los malos». Entonces, primer problema: ¿Participo de esto que considero una farsa digitada, asquerosa e irrelevante, o no lo hago y permito que se termine determinando el futuro próximo-mediato sin obligarme a participar? (como si mi participación tuviera alguna influencia, ¿no?). En un sistema ideal, la democracia permite de alguna manera que todas las voces se escuchen, en menor o mayor medida. En la práctica es la dictadura del partido mayoritario (esta frase no es de elaboración propia), y el partido mayoritario probablemente ni siquiera responde a su «plataforma», sino a intereses personales e intereses aun mayores de la gente detrás del poder.
OK. Supongamos que vamos y votamos. ¿Votamos con convicción, o con estrategia? Con convicción probablemente termine votando a algún partido con cero chances de ganar. Por el otro lado, votando con «estrategia», la idea es ver a quien se logra colocar en el ballotage. ¿Lo ideal es meter a alguien en el ballotage o dejarle los votos a Cristina? ¿Cuál es el mal menor? ¿Lo ideal es que gane Cristina o cualquier representante de la ultra derecha que ahora parece estar tan atomizada como la izquierda pero que cuando las papas quemen en la segunda vuelta probablemente se alinien todos juntos? ¿Es incluso mejor pensar en votar directamente a Cristina porque cualquiera de los otros sería mucho peor, por lo tanto mejor que gane en primera vuelta? ¿No es un asco tener que pensar en estos términos? Votar significa perpetuar este sistema ultra-corrupto y falso en el cual de alguna manera validamos y legitimamos lo que se le cante hacer a la clase dirigente. Legitimamos algo que ni siquiera tiene plataforma política para que no haga nada de lo que prometen en campaña. Y lo hacemos a conciencia.
¿Y no votar? ¿Si la mal llamada democracia (porque esto en lo que estamos viviendo, de «gobierno del pueblo» no tiene nada) es una bosta, entonces mejor que vengan los militares? Obvio que no. Never again. ¿Y entonces? No sé.
¿Y por qué ganan los que ganan? ¿Por qué somos el pueblo que somos? ¿Realmente tenemos los gobiernos que nos merecemos? Hete aquí una gran cuestión. Y acá llega otro dilema. Imagínese que, de repente, alguien tuviera la solución. Alguien viera las cosas con claridad. Alguien tuviera claro que lo que hay que hacer fuera tal o cual cosa. Lo que en su momento fue la devaluación, o lo que sea (convengamos que la devaluación fue una medida bastante impopular). Ahora, imagínese que las medidas necesarias para sacar a la Argentina adelante, en el mediano a largo plazo, fueran totalmente impopulares en el corto plazo. Ahora, ¿qué debería hacer ese mandatario? Porque acá está el problema: En la espiral en la cual declina la educación de la población, se terminan planteando estos problemas. Sí, hay que seguir la voluntad del pueblo, ¿pero qué pasa si la voluntad está equivocada? Y acá usted puede decirme «¿Quién sos vos para decir si está equivocada o no?» Y acá le pido que simplemente me acompañe en la idea, yo no opino nada. Lo que digo es, que es posible que la debacle cíclica llegue a un punto tal en el que la mayoría de los habitantes puedan estar en desacuerdo con medidas a tomar para sacar adelante este país. Y en ese caso ¿el gobernante «ilustrado», que tiene la propuesta correcta, debe llevarla a cabo igual, en ese caso siguiendo su convicción de que está acertado a pesar de estar en contra del clamor popular, o debería hacerle caso al pueblo, porque justamente el pueblo es el soberano?. Si un montón de ovejas deciden pastar en un lugar rodeado de lobos (WARNING: se viene un ejemplo malísimo! Pero solo quiero ser gráfico!), no sería ideal que en contra de su voluntad el pastor las saque de ahí? Yo sé que el ejemplo es una mierda, pero es el primero que se me ocurrió, y es una mierda porque no quiero homologar al pueblo con «ovejas» y al gobernante como el «pastor», como una figura casi bíblica y/o mesiánica. Simplemente creo que, si llegara el caso que alguien con ideas claras tomara el timón, no sé si estaría correcto que ponga en práctica esas ideas si no tienen el aval del pueblo.
¿Y cómo se llegó a eso? Creo que a esta altura es claro que no todo el mundo es «recuperable». Sé que por ahí lo que voy a decir suena mal, o por ahí no. Pero no es posible, si de repente hoy decidiéramos educar a todos los habitantes, esperar obtener frutos. Hay generaciones perdidas, porque son descendientes de descendientes de generaciones que nunca tuvieron una oportunidad, marginadas (marginadas por todos, incluso por usted y por mí -aunque sintamos que nuestra culpa es menor-). Creo que el sistema realmente perverso en el que estamos inmersos, el cual necesita gente ignorante para serle funcional, ha cosechado muchos éxitos. Hoy gran parte de la población es controlable. Si usted nace en una villa, tiene 8 hermanos, sus padres tienen 22 años, y ellos también nacieron en una villa, y por ahí los padres de ellos también; y sus padres fuman paco y/o roban y/o cualquier otra desgracia habida y por haber, ¿qué futuro puede pretender?. No lo sé, y me peturba muchísimo, porque realmente quiero creer que puede haber una política de inclusión para esa gente, realmente quiero creer con toda mi convicción que hay algo que se puede hacer, que esa gente no está totalmente «perdida», quiero creer que mientras yo iba al colegio, miraba dibujitos, cenaba con mi familia y jugaba con mis amigos, no se estaba perdiendo de manera definitiva miles de personas para siempre. Y cuando digo «perdiendo», me refiero de manera simbólica y literal.
¿Para lograr una hipotética refundación, una reconstrucción social, hay generaciones que están totalmente perdidas? Y con «perdidas» me refiero a una función social, o sea, ¿realmente no hay un nicho de ningún tipo para esas personas?. ¿Esas personas, son pueblo, verdad? Yo creo que sí. ¿Tienen una voluntad política?¿Tienen la capacidad de ir y votar, sin que: a) o los extorsionen con planes trabajar o b) apliquen política asistencialista o c) los convenzan con un chori (que realmente es degradar su condición humana)? No lo sé! No lo sé y me perturba tanto! Pienso en esa gente (suena medio feo «esa gente» ¿no? como que es gente que no soy yo) y escucho la propuesta de la mayoría de los derechistas fachistas recalcitrantes de siempre con su «hay que aplicar mano dura». «Hay que reprimir». ¿Cómo sería una política de inclusión para ellos que fuera auténtica, genuina, que no se basara en 150$ por mes para dejarlos cuasi-contentos y prometerles el doble así votan a tal o cual candidato, o así van a tal o cual manifestación a romper cosas?. Sobre el tópico del «chico que se sube al colectivo y pide una moneda» he escuchado todas las respuestas posibles. Hay que darle plata, pobresito, así come. No hay que darle plata, porque así uno los pervierte. No hay que darles el pescado, hay que enseñarles a pescar (pero acá de nuevo está el problema del cómo… seamos realistas!!). No le doy plata porque seguro que la plata después se la da al viejo que la usa para comprar alcohol y al pibe lo faja. No le doy plata porque son unos negros de mierda. No le doy plata porque seguro que se hace el pobresito pero es un hijo de puta y si me ve con guita después le hace la seña a otro que me roba.
Si no puede haber consenso con respecto a lo que se debe hacer con una persona, ¿cómo se puede determinar lo que hacer con toda una generación, prácticamente? ¿Sabe qué pienso a veces? Pienso que si un día uno de ellos me roba, estaría bien, porque algo pasó para que yo tuviera esa plata, y el no y por eso me la robe. Pienso que el gobierno, las personas, todos, pero TODOS nos cagamos olímpicamente en sus derechos constitucionales. Derechos básicos como el derecho a aprender y el derecho a alimentarse. Creo que nos cagamos olímpicamente en su derecho a la vida. Y después nos asombramos cuando viene un ladrón y le pega un tiro a alguien y decimos «Estos hijos de puta no respetan la vida!!!». Y claro señora, o usted no se caga, activa o pasivamente, en el derecho a la vida de él también? ¿Qué es violencia? ¿Qué es más violento? La violencia pasiva es más dañina y cala más hondo que un disparo. No sé si estaría escribiendo lo mismo si hubiera perdido un familiar en el medio de un asalto, pero espero hoy tener la claridad mental para seguir pensando igual en el caso que eso pasara. Violencia es no tener un hogar. Violencia es la marginalidad constante. Violencia es que haya un gobierno que se haya olvidado de usted (porque si usted piensa que el gobierno la olvidó porque no puso un semáforo en su esquina, usted realmente no entiende lo que es estar olvidado). Violencia es ver que alguien que nació a dos cuadras de usted tuvo todas las oportunidades y usted no. Violencia es que un día alguien rifó quien nacía con suerte y quien no, y desde el mismísimo momento que a usted le tocó el número de la lista negra, está condenado de acá a su muerte a ser marginal. A estar expuesto a una vida indigna. ¿Eso a usted no le generaría resentimiento? Yo no soy psicólogo, pero me hago una idea de por qué pasa lo que pasa. Esa violencia «pasiva», se hace reactiva, y de repente uno abre el diario y dice «qué barbaridad, subieron los robos», o frases como «claro, los presos somos nosotros, porque nosotros vivimos atrás de las rejas». ¿Usted cree que su calidad de vida es mala por tener que usar rejas? Pruebe llorar por no tener techo, en vez de llorar por usar rejas. Compare.
¿Y de qué sirve ponerlos en prisión? En un mundo ideal, la prisión sirve para rehabilitar al que cometió un delito. Acá estamos super acostumbradísimos a ver la cárcel como un castigo de carácter cuasi-infernal, cuando en realidad no se tendría que ver (y no tendría que ser) así. Si usted manda a alguien que se mandó alguna cagada no muy grave a la cárcel, nuestro sistema penitenciario se va a encargar de devolverle con garantía absoluta, una persona con la mente totalmente hecha mierda. Se sabe que en la cárcel te pegan, te fajan, te fajan los otros presos, te cagan a palos los policías, te cojen, la droga circula igual, etc. Entonces ¿¡¡¡Qué rehabilitación es esa!!!? ¿Por qué sabemos que pasa y no nos calienta? ¿Por qué nos resbala tanto todo? Es una farsa, vivimos en una farsa.
A veces pienso que el mayor logro de los «malos» es habernos hecho capaces de explotar al mango nuestra capacidad de resignación. Yo soy un «quejoso» de primera, y no lo digo como virtud, porque a veces me quejo al pedo, pero creo que la no-resignación, el no-conformismo son el motor más potente para lograr cualquier tipo de cambio. Señor/a, no se resigne, resignarse es vivir una vida al pedo, porque quiere decir que usted llegó a un mundo con reglas ya puestas, y usted se conformó o se resignó a vivir con esas reglas que ya le fueron impuestas de antemano. Y entonces ¿qué rol cumple usted?. La idea tampoco es que le agarre el delirio megalomaníaco e imponga sus propias reglas al resto. No. Y creo que se entiende.
Tampoco se cuan fructífero es el estado de disconformidad permanente cuando no conoce las herramientas capaces para lograr el cambio. Yo por ejemplo, las intuyo. Pero por lo menos hoy por hoy, soy uno más de los que cree que las cosas pueden cambiar pero espera que otro las haga por él. Por ahí por cagón. Por ahí porque pienso (o sé) que no estoy capacitado para lograr un tipo de cambio tan radical. No lo sé. Por ahí porque creo que vuelvo a lo que dije antes, y por ahí yo no tengo que ir a cambiar nada, no tengo que ir a salvar a nadie, porque el pueblo (oh qué dilema… este pueblo que no puede pensar… oh qué dilema bis, ¿Quién soy yo para decir que no puede pensar? -aclaración: no digo que sean todos unos pelotudos y que yo la tenga clara) no se está quejando como cuando el corralito, así que de alguna manera deben estar satisfechos.
Quiero aclarar qué quise decir con «este pueblo no puede pensar». Creo que, así lisa y llanamente, hay que agarrar los libros. Hago una salvedad con la gente que creo que realmente está excluida del sistema, y entonces no le voy a pedir al nene que pide monedas en la calle que lea Marx (o por ahí sí! Por qué no!). Pero creo que hay gente que tiene el mínimo necesario de capacidad como para cultivarse un poco, y no lo hace. Le chupa un huevo. Y eso sí que es de terror, porque ahora no estoy hablando de gente excluida (por ahí es algo de una condición peor, porque digamos la verdad, estar incluído en este sistema tampoco es tanto mejor que estar exluido, aunque sí, es mejor por muchas razones, pero tampoco tanto). La gente tendría que agarrar un poco más los libros. El diario. Hay que crear una especie de conciencia política e interiorizarse en lo que pasa. Basta de «Política es una mala palabra». Basta de «A mí la política no me interesa porque…». No hay ni un solo motivo valedero para que usted pueda decir esa frase sin ser un pelotudo (y perdón si sueno prepotente). A usted tiene que interesarle la política, pero no la política de la repartija, la de a ver quien usó la banelco, a ver a qué senador coimearon, sino que usted tiene que interesarse en la economía, la sociedad, el desarrollo, las preocupaciones, los avances y la problemática de SU PUEBLO. Si no lo hace, el estado de alienación al que eso lo lleva, nuevamente es funcional a «los malos» (aclaro que pongo todo el tiempo «los malos» entre comillas, porque es un poco en joda y por el otro lado porque no tengo ganas de ponerme ahora a escribir quienes vienen a ser). Ser buen ciudadano es saber qué le pasa al de al lado, es conectarse un poco y empezar a preocuparse un poco por el otro (aunque más no sea un poco). Es también formar vínculos. Creo que entiende a lo que me refiero. Esa frase tantas veces dicha que parece ya falta de contenido: «El pueblo unido jamás será vencido», no sé si JAMAS será vencido, pero la idea está. No estamos unidos. No nos preocupa el otro. Estamos totalmente alienados, y si miramos al otro, es para competir a ver quien cambia el auto más rápido, para envidiarlo o para putearlo o para quejarnos. Nos miramos el ombligo, y de ahí surgen los adeptos a «como me compré la licuadora lo voy a votar» o «como pude viajar a todo el mundo lo voy a votar», como en la época de Menem. Porque a pesar que había un 25% de desocupación, les C H U P Ó U N H U E V O. ¿Por qué somos así? No sé. Ahora en este momento, cuando a usted le roban el auto en la calle, está pagando con intereses el fruto de la política que usted mismo apoyó en los 90. ¿Lo entiende eso?.
Tenía más para escribir pero dejé de estar in the mood.
.Ω