Un puñado de nombres

Kinda late, pero me dieron ganas de escribir. Estaba pensando, por enésima vez, en cómo se conecta la gente. Pero esta vez estaba pensándolo distinto. Igual, «distinto»… hay que aclarar que no reinventé la rueda, y que todo lo que voy a decir, seguro alguien ya lo dijo. So what?. Estaba pensando en el efecto del tiempo sobre la relavancia de las relaciones y lo que queda de ellas. De repente me acordé de cuando estaba en el colegio secundario. La cantidad de cosas que pasaron, la cantidad de cosas dignas de recordar… y que olvidé. Eran dignas de recordar? No sé. Cada tanto pasa que uno se encuentra con una carta, una foto, algo, y se retrotrae y es un viaje en el tiempo, y entonces se acuerda de lo que pasaba en ese momento, y se acuerda de la gente y de la importancia que tenía la gente en ese momento, de todo lo que en ese momento particular parecía relevante, importante, era lo cotidiano… y hoy ya no es. Qué pasó con eso? Estimo que lo que pasó es que simplemente lo que fue presente en un momento se va lavando, las olas se lo van comiendo, y entonces de las… 100 o 200 personas con las que uno hablaba quedan 10 nombres, con suerte. Lo cual a primera vista parece triste. Si pega la nostalgia, entonces uno puede deprimirse, hundirse en la añoranza, etc. Hay que volver a entrar en contacto con esa gente? Qué pasó con esa infancia? o adolescencia? o joven adultez? o adultez? (depende de en qué época de la vida usted esté parado). Y esa gente? Y esos recuerdos? Etc. etc., una línea de pensamiento triste que no lleva a ningún lado, creo yo. Entonces queda eso, quedan 10, 5 nombres, que son personas que de verdad marcan una etapa. Aunque no me queda claro que con el paso del tiempo no vayan desapareciendo cada vez más nombres. Pero y el resto? El resto no quedan los nombres, uno medio que los va borrando y quedan «cosas». Recién hice el esfuerzo mental de pensar qué cosas hoy son parte de mi personalidad y a quien se las debo. Pensé «Led Zeppelin», y sé que se lo debo a Máximo, un compañero mío de la secundaria (algún día leerás esto? No lo creo, pero por las dudas, «hola Máximo!»). No diría que es uno de los 5 o 10 nombres… pero quedó Led Zeppelin. Pink Floyd y AC/DC también se los debo a él. Es extraño, no es uno de los nombres, pero quedó. De dónde salió tomar café negro sin azucar? Ya sé de donde. Y el amor por los agujeros negros, Roger Penrose, la teoría de cuerdas y todo eso? Increíblemente de otro chico con el que, en total, debo haber tenido no más de 10 conversaciones en toda la vida, pero un día me prestó «Breve Historia del Tiempo». (Mi amor por Einstein era previo). Y realmente tampoco es uno de esos 5 o 10 nombres, pero quedó. Una cantidad enorme de gente, una cantidad de enorme de estímulos, y acá estoy. Cada uno es una especie de síntesis de todo lo que fue recibiendo de la gente. Obvio que no es solo eso, hay aporte propio, hay cosecha propia, porque no respondemos igual ante los mismos estímulos (igual esto da para el debate eterno). Y ahora está pasando exactamente eso.

El presente no escapa a todo esto… ahora interactúo con gente, tengo presente mucha gente, algunas personas más que otras, de todas me llevo algo, y hoy son nombres, mañana ya no. Mañana quedarán solamente algunos nombres, muy pocos. Pero habrán quedado cosas que, aunque en primera instancia no pueda asociar a «un nombre» y tenga que hacer un esfuerzo mental para recordarlo, van a corresponder unívocamente a esas personas. O no. Porque hay gente que recuerdo, haciendo un esfuerzo, y no es ni un nombre, ni siquiera algo en mí que pueda rastrear hasta ella. Lo cual no quiere decir que hayan vivido al pedo ni que la vida de la gente solo tiene sentido a la luz de lo que hayan impactado o dejado de impactar en mí. Quiero decir que esas interacciones, prácticamente no tuvieron repercusión en mi, al menos consciente.

A veces pienso que una gran fuente de problemas para las personas es el protagonismo. Hay gente que necesita ser protagonista de la vida de mucha gente. Esa gente se muere por ser centro, y es insoportable. Y hay gente que no se anima a ser protagonista de su propia vida. Y ahí están, letárgicos en el background. Supongo que es dificil ser protagonista de la propia vida, es decir, hacerse cargo de uno mismo y tomar el control, y al mismo tiempo no infiltrarse en el control de la de los demás.

Mientras escribía se me ocurrieron un par de cosas random. Una tiene que ver con ese mito popular de que cuando uno se está por morir siente que «la vida le pasa ante los ojos». No, la vida no. Solo esos 10, 20 hechos. Esas 10, 20 personas. Como nunca me morí, no puedo estar seguro de lo que digo, y cuando eso pase no voy a poder venir a escribir una actualización del post. Pero ahora creo que cuando uno piensa en «toda su vida» hace una síntesis brutal. Mamá, papá, familia, amor, éxitos, sufrimientos. Punto. Final. Así, en un flash. Cuántas personas importantes hay en la vida de uno? 10? 15? 20? Dejá de contar. No me refiero a los que uno cree que son importantes ahora. El tiempo es el viento que se va a encargar de llevárselos a todos. Si uno tuviera esa perspectiva todo el tiempo, supongo que por un lado se haría menos problemas con algunas cosas, pero por otro lado viviría otras con menos intensidad.

Por otro lado me puse a pensar que si uno tuviera la forma de medir, de alguna manera, con una fórmula o algún dispositivo, para cuántas personas uno es un «nombre» (positivamente hablando) es una buena forma de medir la vida de una persona. Para cuando ya no exista, ¿para cuánta gente yo habré sido «un nombre»? (y no por haberle cagado la vida, si no porque lo toqué de alguna manera). 1? 2? 5? 10? no sé, ojalá. Me gustaría pensar que sí. Pero no como una cosa egocéntrica, no necesito enterarme. No necesito que me notifiquen. Pero me gustaría pensar que en algún lado, en algún planeta, alguien tiene ese aparato que mide para cuántos «soy un nombre» (ya sé que nadie lo tiene, no importa) y que puedo vivir de manera tal que cada tanto ese aparato suma personas. Creo que eso le da un lindo sentido a la vida, en un sentido poético-pedorro (guilty as charged).

Mientras fantaseo con aparatos imposibles, sigo andando, sigo convirtiéndome en la síntesis de mis propias circunstancias, mientras el tamiz del tiempo sigue filtrando y todo se lo lleva, salvo cosas excepcionales.

Saludos, terrícolas.

Un consejo

Es tarde, y estaba en la cama, tratando de dormir. Luces apagadas, y demás. Dando vueltas en la cama, me asaltó una de las cuestiones que generalmente me asalta.

A veces termina el día y hago el balance, y pienso «¡qué gran día!», y pienso en todas las cosas lindas/buenas/agradables que pasaron (como hoy), y una especie de sentimiento de realización y/o satisfacción me llena hasta que (no puedo evitarlo) de repente pienso «¿y para qué?». Sí, qué importa que ahora sienta eso, me sienta así. ¿Qué es sentirse así? ¿Qué es sentir, en definitiva? Para empezar tendríamos que definir qué es que alguien «sienta». ¿Qué sería algo así? ¿Un ser sintiente vendría a ser algo capaz de procesar información de cierta forma, de manera tal que en respuesta a eso que procesa tenga manifestaciones fisiológicas análogas a lo que conocemos como «miedo», «felicidad», etc? . No sé, soy muy amigo de las definiciones, pero en este caso en particular y al menos ahora no me interesan mucho. Sí, hoy estoy contento porque hice tal o cual cosa, estuve con tal o cual persona, me compré tal o cual cosa. Y? El famoso «son esas pequeñas cosas…». Sí, demasiado pequeñas por ahí? No digo que haya que quitarles valor. Pero al final del día (y no me refiero al «día» de 24 horas), se termina, tiran del enchufe, y? Y qué hay? No hay nada. Si usted se sentara a mirar detenidamente a una hormiga que camina por el pasto, sin rumbo aparente, de trayectoria casi errante (que no siempre es así) y de repente se topa con algo que podría considerar «comestible» (no se comen lo que encuentran, si no los hongos que crecen en lo que encuentran) y de repente se pone como loca, camina rápido, trata de mover ella sola eso que encontró, y si no reclutra otras hormigas. Si uno estirara el concepto de «analogía» casi hasta romperlo, uno podría decir que esa hormiga se pone «contenta».

¿Qué pelotudez, no? Una hormiga contenta.

Usted, yo, todos nosotros, somos hormigas felices (cuando lo estamos). Mire para arriba. Y ahora más allá. No es nada, asimílelo. En general (no siempre) las cosas que hacen a lo que llamamos «nuestra felicidad» son incluso más insignificantes que la insignificancia de nuestra existencia (por lo menos insignificante, generalmente, de manera individual).

Ya en algún lado en otro post hablé algo sobre «el sentido de la vida», y que además no tenía sentido plantearse eso. Porque cuando digo «sentido», no es desde el punto de vista casi bíblico en el que pareciera que la vida tiene un «propósito». En ese sentido, la vida no tiene sentido (pum). Pero más allá de eso, tiene que haber alguna forma que vivir no sea al pedo, no? Digo, vivir es insignificante, no tiene propósito, pero podría argumentar de varias maneras que sencillamente «está bueno»; y dado que pudiera elegir, si vivir eternamente como una piedra, o 90 años vivo, elegiría la 2ª, así que tan boludo no soy. Pero debiera haber un nivel de satisfacción mayor que el de «satisfacción personal» (que no digo que no sea necesario) para que no sea tan al pedo. Un nivel de satisfacción más altruista, si se quiere.

Como dije en otro lado, me gustaría, por decirlo de alguna forma, «saberlo todo». Y para qué? Para que no se/me haga planteos semi-exóticos, supongamos que entre «saberlo todo» está incluso saber fehacientemente que no se puede vivir por siempre. OK, lo sé todo, y? Eso me causa satisfacción? Igual me voy a morir. En una escala de 1 hora, mi alegría sería enorme. En una escala de 10 años por ahí también. Y en 100? y en mil? Y en la escala de tiempo en la que se mide la vida del Universo? Nada. Cero. Un susurro en el viento.

Un hecho notorio, que si bien no pasa para nada desapercibido, no se le da la atención que se merece (a veces), es la ausencia del otro. Quien es usted en ausencia del otro? Usted no es nadie. Si usted vive en función de poder usted vivir medianamente bien, siempre y cuando usted pueda tener una cierta cantidad de ahorros para tener una vejez digna, y se preocupa por tener usted el mejor auto de la cuadra, o usted la casa más linda. Incluso si es de aquellos que piensan que usted ya es grande y tiene que hacer lo que le de placer y sus hijos, bueno, que se jodan, total tienen un futuro por delante e irán a terapia (no se espante, no estoy inventando, conozco gente que piensa así), bueno, entérese que usted es un sorete.

De qué sirviera que yo intente (sé que no voy a lograrlo) «saber todo» (sí, entre comillas, es un decir) tratando de descubrir algo, aunque sea algo chiquito, si eso de alguna manera no queda de legado y no sirve para otro? Tiene un poco que ver con el primate que todos llevamos dentro, no? Hay un sentido de satisfacción más primitivo, más elemental y menos elaborado, muy personal, que tiene que ver con «¡cómo me satisface esto que es para mí!«. Pero, creo yo, hay otro sentimiento, más elusivo y difícil de abordar porque a veces incluso se puede llegar a contradecir con aquel sentimiento primordial más enraizado en nuestra esencia de satisfacción personal, que tiene que ver con una satisfacción, si se quiere un poco más abstracta, en función de lo hecho para/por el otro. El otro es cualquiera. El otro es su hermano, su hijo, su vecino, la humanidad. Sin el otro usted no es nadie, porque el otro lo resignifica a usted constantemente. Usted puede tener una vaga idea de lo que es «su esencia», pero no termina de estar definido jamás a no ser que sea visto bajo la lupa de los otros.

Si no quiere vivir una vida al pedo, supongo que en principio tendría que resignificar alguna/s de su/s meta/s u objetivo/s de manera de que tenga sentido a la luz de una especie de «beneficio común» que no se limite a usted mismo. No, no significa que tenga que descubrir una vacuna. Ni salvarle la vida a nadie. Creo que se entiende. Trascender para sí mismo, no es trascender. Trascender es trascender hacia afuera, hacie el resto de la humanidad. Y con trascendencia no me refiero a estatuas ni cosas por el estilo, eso es una pelotudez. Muchísima gente ha trascendido en la vida, y tiempo después es probable que no se recuerde su nombre si quiera. ¿Y cómo trascendieron entonces? De nuevo, si se hace esa pregunta se está confundiendo trascendencia con fama. Trascender es, a mi entender, que usted, su esencia, ya no están. Pero usted hizo algo (ojalá por voluntad propia, y no por coincidencia, pero bueno, puede pasar), que fue más grande que usted. Que lo trascendió, que viajó y tuvo consecuencias más allá de la finitud de su propia existencia. Que movió algo, tocó algo, activó algo en otro lugar (no me refiero a un lugar físico, se entiende), que de alguna manera sirvió aunque sea por un infinitésimo a mejorar algo.

Mi consejo: trascienda.