Otro al pedo

Saludos gente. Como de costumbre, voy a arrancar escribiendo de algo y ni idea en qué va a terminar.

Recién acabo de ver una propaganda en la tele, una promoción del programa de Mirtha Legrand, en el que hay un extracto de un diálogo y ella arranca con «A veces no digo todo lo que sé», le contestan un «Se nota, se nota por las preguntas que hace» y ella termina diciendo con una sonrisa «Sí, me gusta mucho la información».

La verdad, no sé si es racional o no, creo que en parte puedo fundamentarlo, pero toda la fundamentación racional no termina de justificar lo mal, pero mal pero mal mal mal mal mal mal mal mal mal mal mal mal mal mal mal mal que me cae esa mujer. Creo que ya lo dije acá en este blog, pero mientras la mayoría de la gente trabaja para comer, ella come para trabajar, y se jacta de ser una «gran laburante» y que merece un respeto especial, que es una diva, y qué se yo.

Flaca, enterate, sos una vieja chota como tantas otras viejas chotas, que no merece respeto extra que el de cualquier otra persona (aunque personalmente creo que merece menos que el promedio), y vivís en una nube de pedo. Todo lo que esa mina simboliza me cae del orto, las sonrisitas falsas, mostrar las joyas no se cuánto tiempo, que le enfoquen las piernas porque tiene lindas piernas, que la escuchen porque lo que tiene para decir es maravilloso, etc, etc, etc.

En algunos casos (léase: Tinelli) uno dice «sí, es una poronga pero es lo que la gente consume» porque tiene (o tenía) mucho rating. Pero en el caso de esta mina ni siquiera eso, no entiendo realmente.

Pero bueno, a pesar de que podría pegarlo duro y parejo durante 4 carillas, no voy a seguir, o no por lo menos ahora. De lo otro sobre lo que sí voy a comentar, es sobre la ley de medios. Y básicamente lo siguiente: Tengo los huevos llenos, pero llenos al punto tal que puedo jugar al tiki taka, de «TN puede desaparecer», y la campaña que seguro se viene de «mandanos fotos comentando qué es TN en tu vida» para hacer alguna cosa sentimentaloide a pedo mostrándote todas las fotos que manda la gente parada al lado del televisor con cara de pelotudo y poniendo música emotiva. Clarín, me hinchaste las pelotas. Además, que TN desaparezca no me causa ninguna lástima. El staff del canal es triste. Bonelli y Silvestre no saben hablar. Silvestre cada 2 segundos mira de reojo a la cámara y se traba. A Bonelli le entiendo el 50% de lo que dice y lo que entiendo hubiera preferido no escucharlo. El clon de Mario Baracus, alias Nelson Castro, parece que estuviera haciéndome chas chas en la colita cada vez que habla. Los presentadores de noticias son insoportables, principalmente los de la mañana. El personal «especializado» en música (el «Bebe» Contepomi o como se llame es impresentable, ese tipo no puede, bajo ningún punto de vista, ser el «especialista» en el grupo multimedio más grande del país!), cine (Catalina… que tiene críticas de películas hipersuperficiales de  renglones que invariablemente terminan en 3 pochoclos y no se juega por nada), tecnología (esos dos payasos) es impresentable. Los únicos que zafan son los de deportes.

No soy defensor del gobierno, estoy seguro que se chorean la plata a 2 manos muchos de ellos, que hay negociados, que hay cosas mal hechas, etc etc, y lo aclaro porque la gente parece pensar en una dimensión, y eso es que si estás parado en una recta y no sos River, entonces sos Boca; y la realidad no funciona así, que haya cosas que no te gustan de una cosa no te ponen automáticamente en la otra cajita. En esto no tengan dudas, mientras más fuerza vean puesta en criticar y pegarle a la ley de medios, mayor debería ser su desconfianza. La única verdad es que son todos garcas.

Así que bueno, después de esta mini catarsis, me retiro.

Hasta nuevo aviso

Catarsis alpedística

Qué bodrio. Probablemente ya me esté poniendo reiterativo, pero como a nadie parece molestarle, voy a seguir en modo catársis. Qué mal que me ponen las elecciones del domingo. Realmente, muy mal. Yo no he participado en muchas elecciones, pero todos, incluso los de 70+ parecen estar de acuerdo en que estas elecciones son de lo más difíciles. Véalo como quiera, ya sea porque no hay opción o porque hay demasiada opción. Está bravo, realmente no hay ningún tipo de consuelo para mí a la hora de salir del cuarto oscuro. Vote lo que vote, realmente no me va a dejar satisfecho. No solo siento que mi voto no cuenta para nada, sino que votando con convicción, sin convicción, o lo que sea, nada cambia. No estoy diciendo nada nuevo, nada que ni siquiera no haya dicho antes.

Vi los debates de los candidatos a senador, y también el cierre de campaña, ambos por el programa de pseudo-debate de Batman y Robin (alias Silvestre y Bonelli, o Bonneli, o whatever). Melkonian creo que se llevó el premio a lo más patético (¿me pueden hacer juicio por eso? ¿aunque aclare que es solamente una opinión personal?). Guiñando el ojito, hablándole «al vecino», diciendo que «va a estar bueno Buenos Aires», porque van a seguir el cambio que empezaron con «Mauricio y Gabriela». Ese discurso cadorna que apela a la complicidad del «vecino», es tan triste… además, sabe este hombre que está postulado al senado de la Nación? o sea, no es una cuestión de que va a estar bueno o no Buenos Aires. En fin.

Lo más divertido fue que después en TVR vi un pedazo de un programa viejo de Lanata en donde el gordo lo increpaba a Melkonian para que justifique los 2.5 millones de pesos (algo así) que tenía en la declaración jurada, y el tipo estaba nervioso y decía «quedate tranquilo que está todo bien», y cosas así, y que no quería hablar en público; totalmente impresentable.

Después, ayer vi el de los presidentes. Qué se yo. Para empezar, fueron casi todos en persona, pero a Kristina le grabaron la presentación antes y duró, por lo menos, el doble que la de los otros candidatos. Mal por Batman y Robin. Qué se yo. Nadie convence, me parece. Creo que lo mejor a nivel «revelación» fue lo de la Carrió: «Yo soy una republicana con desición peronista». O sea. WTF?

No sé, quería quejarme de más cosas, pero me distraje con la tele. Quiero decir, además, que Sofovich me cae mal. Aunque quede descolgado. Iba a escribir al respecto pero ahora me voy a poner a hacer otra cosa. Es un statement no más.

As BlahBlahBlah as it gets

Buenas. Creo que se viene un lindo BlahBlahBlah. Como que tengo cosas para decir, pero no sé bien cuales, otras son demasiado largas, y no tengo tantas ganas de pensar hoy, pero tengo ganas de escribir. ¿Qué puede salir de eso? Bueno, qué se yo.
Por un lado, me tienen mal, queridos lectores. Me tienen oscilando entre la alegría y la depresión casi, hay días que entran muchos («muchos» para los humildes standards de este blog pedorcho) y otros que entran demasiado pocos. Me molesta que llegue gente que escribe en el google «GENTE QUE COJEN CON DROGA». Me molesta porque siento que escribo cosas que están medianamente buenas y solamente lo lee cualquier boludo. La cantidad de gente que ya llegó porque buscaba temas de los Simpsons es impresionante. Y bueno, qué le vamos a hacer.
El otro día en la tele vi en un programa (no me acuerdo cual, si me acordara lo diría, siempre cito las fuentes) donde iban a un acto de Kristina y le preguntaban a la gente que había ido por qué había ido. Era el típico aparato peronista execrable, bombo en mano, chori en mano. Era un acto por el 17 de octubre, y les preguntaban por qué estaban ahí, y si sabían qué había pasado el 17 de octubre.
Respuestas de todo calibre, lo más triste es que TODOS los entrevistados (igual hay que tener en cuenta que probablemente estuvo editado así el programa, seguro que había gente que la tenía clara) decían que estaban o porque los habían llevado en micro, o porque querían choripanes, o porque querían el «chupi» (o sea, señoras y señores no argentinos, querían tomar vino). Entonces lo que se entendía era que iban con micros a algunas localidades, reclutaban gente y se la llevaban al acto, donde les daban vino y algo para comer. Entonces van los que quieren dar discursos (en este caso Kristina) y dan un discurso super pomposo mientras la gente abajo aplaude y toca los bombos y gritan, y Kristina se emociona y saluda y se muestra triunfante. Pero, ella (y no solo ella eh, hablo de este caso en particular porque es justo el que ví) sabe que la gente ahí está paga, está al pedo, no entiendo la mitad de lo que dice, entonces, ¿no le resulta super triste a ella también (digo «también» porque para empezar a mí me parece tristísimo). ¿Reamente hay que creer que todo es por una cuestión de marketing y llenan los actos con gente simplemente para que uno mire en la tele y diga «oh cuanto apoyo que tiene …. -inserte nombre X de candidato-«? ¿Es simplemente por eso? Y todos saben que es así, y es totalmente perverso, los llevan por el pancho y por la coca, los tienen ahí, seguramente a algunos los llevaran utilizando el miedo, miedo a no cobrar algo, miedo a perder ese vínculo clientelista que los mantiene, etc etc. Qué desastre. Qué vergüenza. Qué al pedo, y cómo me rompe soberanamente las pelotas, lo hacen porque la gente realmente no termina de expresar su disgusto por esa forma de hacer política. Es increíble.
La nota de color, que no sé si es graciosa o todavía más triste fueron las respuestas a qué se conmemoraba esa fecha.
Los highlights fueron cosas como «Es el día de la raza». «Fue un día que pasó algo importante», cosas así, pero el highlight por excelencia, lejos el mejor de todos fue «Fue el cumpleaños de 15 de Evita». O sea, primero me reí media hora, y después me puse mal otra media hora más.
¿Cómo educar al que no quiere ser educado? Y no quiere porque no lo educaron. ¿O sea que hay que educar a la fuerza hasta llegar a cierto umbral en el cual entonces ya «piden» educación? No sé, muy naif por ahí verlo así, no sé. ¿Qué tiene que ver con lo anterior? Para mí tiene todo que ver.
Probablemente no le importe a nadie, pero quiero expresar mi disgusto de saber por antemano que voy a vivir gobernado por Sciolli y Kristina. ¡Sciolli! (o como se escriba) ¡Oh my fucking God!. Ah! Hablando de eso probablemente la próxima vez escriba algo sobre «Dios». Lo escribo acá porque sino después me olvido, cuando vuelva a ver esto me voy a acordar. De hecho estoy como tentadísimo de sentarme a escribir eso ahora mismo, pero no sé, creo que no tengo tantas ganas.
Me molesta mucho que nunca dejen un fucking comentario. Hay cada blog pedorro donde dejan comentarios pedorros, no pedorros, interesantes, y demás, que no entiendo qué tiene de malo este!. ¿Qué llorón que soy no?. En fin.
Otra cosa sobre la que quiero hablar es sobre evolución vs diseño inteligente. Tengo ganas de pegarle duro a todas esas «teorías» del orto (si, hoy tengo ganas de ser mal hablado, o hablado como soy en la vida cotidiana, mejor dicho) que me rompen soberanísisisisísimamente las pelotas cada vez que algún zapallo las defiende. No sé qué me molestan más, los que las defienden por convicción, o los que las defienden por boludos. O por ahí ambos en igual medida. Lo tengo que pensar.
Bueno, nada más por acá, sean felices si pueden, y si no, supongo que se joden.

In the mood

Tengo otras cosas para hacer que escribir esto, pero bueno. Estoy escribiendo esto. Dilemas, dilemas, dilemas y más dilemas. ¿Qué es exactamente un dilema? No sé, pero lo intuyo, y creo que de alguna manera la definición es bastante intuitiva, y también intuyo que tratar de definirlo precisamente mataría la ¿magia? de la existencia de los dilemas ya que en realidad los dilemas no son tal cosa (es mi manera de verlo).Dentro de poco, hay elecciones en Argentina. Para presidente, para gobernador en algunas provincias, parlamentarias y demás. Creo que en mi «Me quiero quejar» dejé claro que me parece realmente que todo esto es una farsa. Ahora, ¿cual sería mi forma de expresar esto? ¿No votando, o votando en blanco? Pero de nuevo, eso sería funcional a permitir que terminen ganando «los malos». Entonces, primer problema: ¿Participo de esto que considero una farsa digitada, asquerosa e irrelevante, o no lo hago y permito que se termine determinando el futuro próximo-mediato sin obligarme a participar? (como si mi participación tuviera alguna influencia, ¿no?). En un sistema ideal, la democracia permite de alguna manera que todas las voces se escuchen, en menor o mayor medida. En la práctica es la dictadura del partido mayoritario (esta frase no es de elaboración propia), y el partido mayoritario probablemente ni siquiera responde a su «plataforma», sino a intereses personales e intereses aun mayores de la gente detrás del poder.

OK. Supongamos que vamos y votamos. ¿Votamos con convicción, o con estrategia? Con convicción probablemente termine votando a algún partido con cero chances de ganar. Por el otro lado, votando con «estrategia», la idea es ver a quien se logra colocar en el ballotage. ¿Lo ideal es meter a alguien en el ballotage o dejarle los votos a Cristina? ¿Cuál es el mal menor? ¿Lo ideal es que gane Cristina o cualquier representante de la ultra derecha que ahora parece estar tan atomizada como la izquierda pero que cuando las papas quemen en la segunda vuelta probablemente se alinien todos juntos? ¿Es incluso mejor pensar en votar directamente a Cristina porque cualquiera de los otros sería mucho peor, por lo tanto mejor que gane en primera vuelta? ¿No es un asco tener que pensar en estos términos? Votar significa perpetuar este sistema ultra-corrupto y falso en el cual de alguna manera validamos y legitimamos lo que se le cante hacer a la clase dirigente. Legitimamos algo que ni siquiera tiene plataforma política para que no haga nada de lo que prometen en campaña. Y lo hacemos a conciencia.

¿Y no votar? ¿Si la mal llamada democracia (porque esto en lo que estamos viviendo, de «gobierno del pueblo» no tiene nada) es una bosta, entonces mejor que vengan los militares? Obvio que no. Never again. ¿Y entonces? No sé.

¿Y por qué ganan los que ganan? ¿Por qué somos el pueblo que somos? ¿Realmente tenemos los gobiernos que nos merecemos? Hete aquí una gran cuestión. Y acá llega otro dilema. Imagínese que, de repente, alguien tuviera la solución. Alguien viera las cosas con claridad. Alguien tuviera claro que lo que hay que hacer fuera tal o cual cosa. Lo que en su momento fue la devaluación, o lo que sea (convengamos que la devaluación fue una medida bastante impopular). Ahora, imagínese que las medidas necesarias para sacar a la Argentina adelante, en el mediano a largo plazo, fueran totalmente impopulares en el corto plazo. Ahora, ¿qué debería hacer ese mandatario? Porque acá está el problema: En la espiral en la cual declina la educación de la población, se terminan planteando estos problemas. Sí, hay que seguir la voluntad del pueblo, ¿pero qué pasa si la voluntad está equivocada? Y acá usted puede decirme «¿Quién sos vos para decir si está equivocada o no?» Y acá le pido que simplemente me acompañe en la idea, yo no opino nada. Lo que digo es, que es posible que la debacle cíclica llegue a un punto tal en el que la mayoría de los habitantes puedan estar en desacuerdo con medidas a tomar para sacar adelante este país. Y en ese caso ¿el gobernante «ilustrado», que tiene la propuesta correcta, debe llevarla a cabo igual, en ese caso siguiendo su convicción de que está acertado a pesar de estar en contra del clamor popular, o debería hacerle caso al pueblo, porque justamente el pueblo es el soberano?. Si un montón de ovejas deciden pastar en un lugar rodeado de lobos (WARNING: se viene un ejemplo malísimo! Pero solo quiero ser gráfico!), no sería ideal que en contra de su voluntad el pastor las saque de ahí? Yo sé que el ejemplo es una mierda, pero es el primero que se me ocurrió, y es una mierda porque no quiero homologar al pueblo con «ovejas» y al gobernante como el «pastor», como una figura casi bíblica y/o mesiánica. Simplemente creo que, si llegara el caso que alguien con ideas claras tomara el timón, no sé si estaría correcto que ponga en práctica esas ideas si no tienen el aval del pueblo.

¿Y cómo se llegó a eso? Creo que a esta altura es claro que no todo el mundo es «recuperable». Sé que por ahí lo que voy a decir suena mal, o por ahí no. Pero no es posible, si de repente hoy decidiéramos educar a todos los habitantes, esperar obtener frutos. Hay generaciones perdidas, porque son descendientes de descendientes de generaciones que nunca tuvieron una oportunidad, marginadas (marginadas por todos, incluso por usted y por mí -aunque sintamos que nuestra culpa es menor-). Creo que el sistema realmente perverso en el que estamos inmersos, el cual necesita gente ignorante para serle funcional, ha cosechado muchos éxitos. Hoy gran parte de la población es controlable. Si usted nace en una villa, tiene 8 hermanos, sus padres tienen 22 años, y ellos también nacieron en una villa, y por ahí los padres de ellos también; y sus padres fuman paco y/o roban y/o cualquier otra desgracia habida y por haber, ¿qué futuro puede pretender?. No lo sé, y me peturba muchísimo, porque realmente quiero creer que puede haber una política de inclusión para esa gente, realmente quiero creer con toda mi convicción que hay algo que se puede hacer, que esa gente no está totalmente «perdida», quiero creer que mientras yo iba al colegio, miraba dibujitos, cenaba con mi familia y jugaba con mis amigos, no se estaba perdiendo de manera definitiva miles de personas para siempre. Y cuando digo «perdiendo», me refiero de manera simbólica y literal.

¿Para lograr una hipotética refundación, una reconstrucción social, hay generaciones que están totalmente perdidas? Y con «perdidas» me refiero a una función social, o sea, ¿realmente no hay un nicho de ningún tipo para esas personas?. ¿Esas personas, son pueblo, verdad? Yo creo que sí. ¿Tienen una voluntad política?¿Tienen la capacidad de ir y votar, sin que: a) o los extorsionen con planes trabajar o b) apliquen política asistencialista o c) los convenzan con un chori (que realmente es degradar su condición humana)? No lo sé! No lo sé y me perturba tanto! Pienso en esa gente (suena medio feo «esa gente» ¿no? como que es gente que no soy yo) y escucho la propuesta de la mayoría de los derechistas fachistas recalcitrantes de siempre con su «hay que aplicar mano dura». «Hay que reprimir». ¿Cómo sería una política de inclusión para ellos que fuera auténtica, genuina, que no se basara en 150$ por mes para dejarlos cuasi-contentos y prometerles el doble así votan a tal o cual candidato, o así van a tal o cual manifestación a romper cosas?. Sobre el tópico del «chico que se sube al colectivo y pide una moneda» he escuchado todas las respuestas posibles. Hay que darle plata, pobresito, así come. No hay que darle plata, porque así uno los pervierte. No hay que darles el pescado, hay que enseñarles a pescar (pero acá de nuevo está el problema del cómo… seamos realistas!!). No le doy plata porque seguro que la plata después se la da al viejo que la usa para comprar alcohol y al pibe lo faja. No le doy plata porque son unos negros de mierda. No le doy plata porque seguro que se hace el pobresito pero es un hijo de puta y si me ve con guita después le hace la seña a otro que me roba.

Si no puede haber consenso con respecto a lo que se debe hacer con una persona, ¿cómo se puede determinar lo que hacer con toda una generación, prácticamente? ¿Sabe qué pienso a veces? Pienso que si un día uno de ellos me roba, estaría bien, porque algo pasó para que yo tuviera esa plata, y el no y por eso me la robe. Pienso que el gobierno, las personas, todos, pero TODOS nos cagamos olímpicamente en sus derechos constitucionales. Derechos básicos como el derecho a aprender y el derecho a alimentarse. Creo que nos cagamos olímpicamente en su derecho a la vida. Y después nos asombramos cuando viene un ladrón y le pega un tiro a alguien y decimos «Estos hijos de puta no respetan la vida!!!». Y claro señora, o usted no se caga, activa o pasivamente, en el derecho a la vida de él también? ¿Qué es violencia? ¿Qué es más violento? La violencia pasiva es más dañina y cala más hondo que un disparo. No sé si estaría escribiendo lo mismo si hubiera perdido un familiar en el medio de un asalto, pero espero hoy tener la claridad mental para seguir pensando igual en el caso que eso pasara. Violencia es no tener un hogar. Violencia es la marginalidad constante. Violencia es que haya un gobierno que se haya olvidado de usted (porque si usted piensa que el gobierno la olvidó porque no puso un semáforo en su esquina, usted realmente no entiende lo que es estar olvidado). Violencia es ver que alguien que nació a dos cuadras de usted tuvo todas las oportunidades y usted no. Violencia es que un día alguien rifó quien nacía con suerte y quien no, y desde el mismísimo momento que a usted le tocó el número de la lista negra, está condenado de acá a su muerte a ser marginal. A estar expuesto a una vida indigna. ¿Eso a usted no le generaría resentimiento? Yo no soy psicólogo, pero me hago una idea de por qué pasa lo que pasa. Esa violencia «pasiva», se hace reactiva, y de repente uno abre el diario y dice «qué barbaridad, subieron los robos», o frases como «claro, los presos somos nosotros, porque nosotros vivimos atrás de las rejas». ¿Usted cree que su calidad de vida es mala por tener que usar rejas? Pruebe llorar por no tener techo, en vez de llorar por usar rejas. Compare.

¿Y de qué sirve ponerlos en prisión? En un mundo ideal, la prisión sirve para rehabilitar al que cometió un delito. Acá estamos super acostumbradísimos a ver la cárcel como un castigo de carácter cuasi-infernal, cuando en realidad no se tendría que ver (y no tendría que ser) así. Si usted manda a alguien que se mandó alguna cagada no muy grave a la cárcel, nuestro sistema penitenciario se va a encargar de devolverle con garantía absoluta, una persona con la mente totalmente hecha mierda. Se sabe que en la cárcel te pegan, te fajan, te fajan los otros presos, te cagan a palos los policías, te cojen, la droga circula igual, etc. Entonces ¿¡¡¡Qué rehabilitación es esa!!!? ¿Por qué sabemos que pasa y no nos calienta? ¿Por qué nos resbala tanto todo? Es una farsa, vivimos en una farsa.

A veces pienso que el mayor logro de los «malos» es habernos hecho capaces de explotar al mango nuestra capacidad de resignación. Yo soy un «quejoso» de primera, y no lo digo como virtud, porque a veces me quejo al pedo, pero creo que la no-resignación, el no-conformismo son el motor más potente para lograr cualquier tipo de cambio. Señor/a, no se resigne, resignarse es vivir una vida al pedo, porque quiere decir que usted llegó a un mundo con reglas ya puestas, y usted se conformó o se resignó a vivir con esas reglas que ya le fueron impuestas de antemano. Y entonces ¿qué rol cumple usted?. La idea tampoco es que le agarre el delirio megalomaníaco e imponga sus propias reglas al resto. No. Y creo que se entiende.

Tampoco se cuan fructífero es el estado de disconformidad permanente cuando no conoce las herramientas capaces para lograr el cambio. Yo por ejemplo, las intuyo. Pero por lo menos hoy por hoy, soy uno más de los que cree que las cosas pueden cambiar pero espera que otro las haga por él. Por ahí por cagón. Por ahí porque pienso (o sé) que no estoy capacitado para lograr un tipo de cambio tan radical. No lo sé. Por ahí porque creo que vuelvo a lo que dije antes, y por ahí yo no tengo que ir a cambiar nada, no tengo que ir a salvar a nadie, porque el pueblo (oh qué dilema… este pueblo que no puede pensar… oh qué dilema bis, ¿Quién soy yo para decir que no puede pensar? -aclaración: no digo que sean todos unos pelotudos y que yo la tenga clara) no se está quejando como cuando el corralito, así que de alguna manera deben estar satisfechos.

Quiero aclarar qué quise decir con «este pueblo no puede pensar». Creo que, así lisa y llanamente, hay que agarrar los libros. Hago una salvedad con la gente que creo que realmente está excluida del sistema, y entonces no le voy a pedir al nene que pide monedas en la calle que lea Marx (o por ahí sí! Por qué no!). Pero creo que hay gente que tiene el mínimo necesario de capacidad como para cultivarse un poco, y no lo hace. Le chupa un huevo. Y eso sí que es de terror, porque ahora no estoy hablando de gente excluida (por ahí es algo de una condición peor, porque digamos la verdad, estar incluído en este sistema tampoco es tanto mejor que estar exluido, aunque sí, es mejor por muchas razones, pero tampoco tanto). La gente tendría que agarrar un poco más los libros. El diario. Hay que crear una especie de conciencia política e interiorizarse en lo que pasa. Basta de «Política es una mala palabra». Basta de «A mí la política no me interesa porque…». No hay ni un solo motivo valedero para que usted pueda decir esa frase sin ser un pelotudo (y perdón si sueno prepotente). A usted tiene que interesarle la política, pero no la política de la repartija, la de a ver quien usó la banelco, a ver a qué senador coimearon, sino que usted tiene que interesarse en la economía, la sociedad, el desarrollo, las preocupaciones, los avances y la problemática de SU PUEBLO. Si no lo hace, el estado de alienación al que eso lo lleva, nuevamente es funcional a «los malos» (aclaro que pongo todo el tiempo «los malos» entre comillas, porque es un poco en joda y por el otro lado porque no tengo ganas de ponerme ahora a escribir quienes vienen a ser). Ser buen ciudadano es saber qué le pasa al de al lado, es conectarse un poco y empezar a preocuparse un poco por el otro (aunque más no sea un poco). Es también formar vínculos. Creo que entiende a lo que me refiero. Esa frase tantas veces dicha que parece ya falta de contenido: «El pueblo unido jamás será vencido», no sé si JAMAS será vencido, pero la idea está. No estamos unidos. No nos preocupa el otro. Estamos totalmente alienados, y si miramos al otro, es para competir a ver quien cambia el auto más rápido, para envidiarlo o para putearlo o para quejarnos. Nos miramos el ombligo, y de ahí surgen los adeptos a «como me compré la licuadora lo voy a votar» o «como pude viajar a todo el mundo lo voy a votar», como en la época de Menem. Porque a pesar que había un 25% de desocupación, les C H U P Ó   U N   H U E V O. ¿Por qué somos así? No sé. Ahora en este momento, cuando a usted le roban el auto en la calle, está pagando con intereses el fruto de la política que usted mismo apoyó en los 90. ¿Lo entiende eso?.

Tenía más para escribir pero dejé de estar in the mood.

Me quiero quejar

Este post probablemente sea largo. ¿Por qué? Porque me quiero quejar. Y cuando me quejo en general nunca es cortito.

Podría separar este post en varios más chiquitos, pero ahora se me dieron las ganas de quejarme de varias cosas, simplemente porque sí.

Querido lector/a: No sé qué sentirá usted, o qué sentirán en cada país (sea de donde sea que usted proviene) pero dígame la verdad: ¿no está un poco cansado de lo que lo rodea, en casi todo sentido?. En Argentina ya llegan épocas de elecciones. Y es todo realmente un asco. Uno ya está prácticamente resignado; entonces al llegar las elecciones le empiezan a vender a uno la «sensación térmica». «Uy, ——– (inserte nombre X de cualquier candidato) tiene un 53% de imagen positiva! Debe ser bueno, lo voy a votar». La gente tiene una especie de complejo en la cual hay que votar a ganador, pero lo gracioso es que ya le dicen por adelantado quien es el que tiene que ganar. Ojo, no digo que esto le pase a todo el mundo. Pero es algo común. El problema principal no es ese, si no que habría que sentarse a reflexionar 2 segundos y preguntarse, sinceramente y sin darse a sí mismo una respuesta ligera, ¿para qué voto?. Sí, ¿para qué vamos y votamos?. Piénsenlo, realmente, la democracria, esa que le enseñaron allá lejos y hace tiempo cómo funciona, en los papeles es buenísima. Pero en la práctica ¿realmente le merece algún respeto?. No se ataje, no vamos a demonizar «la democracia» como objeto virtual, evidentemente es la gente que la constituye la que viene fallada. Y no solamente los que están en el poder, que son «malos malos», si no también el resto, los «buenos» y pasivos (entre los cuales me incluyo). Ser «buenos» y pasivos es totalmente funcional al beneficio de los otros malo-malo.

Las elecciones son una mentira. Los candidatos le son impuestos a un pueblo que se deja imponer. Votamos sin saber a quién ni por qué, realmente; de los que figuran «en grande», sabemos poco y nada, con suerte les conocemos la cara, y casi siempre desconocemos un pasado oscuro y turbio que eventualmente va a hacer saltar quien quiera que sea que esté en la vereda de enfrente. Y el resto, la famosa lista sábana, ¿realmente tiene la más mínima idea de a quien vota? No. Y eso, ¿no lo perturba aunque sea un poquitito?. Se han cagado en nosotros de una manera increíble una y mil veces, y si no, haga memoria. Todavía no puedo creer que el justicialismo haya hecho esa especie de interna abierta presentándose como PJ por un lado y Frente para la Victoria por el otro, copando todas las bancas. Eso, mi amigo, es ilegítimo (y casi seguro que ilegal también, pero no es mi fuerte).

Incluso últimamente, en esa payasada llamada «elecciones» en las que el gobierno apostó todo para poder lograr la elección indefinida de cierto gobernador, hubo tantas irregularidades que ya no se sabe si tomárselo como un chiste. Traían gente de Paraguay a la que le daban un documento cualquiera para que vayan y voten. Votaban los muertos. Todo esto se sabe, se vio, se supo, y nadie se escandalizó. Es como si, de alguna manera, trataran de aplacar a las fieras (unas fieras con garritas de algodón y dientes de manteca, cabe acotar) permitiéndonos, cada tanto tiempo, participar en esa farsa en la que uno va y vota y haciéndonos creer que de alguna manera REALMENTE tenemos algún tipo de control sobre la situación o la realidad que nos rodea.

Todo está digitado desde alguna esfera superior a la suya. No sea ingenuo. ¿Le hicieron creer que «el pueblo» recuperó la democracia? ¿O que «el pueblo» saqueó los supermercados y desencadenó la salida de Alfonsín? ¿O que «el pueblo» *echó* a De la Rua? No me malentiendan. No digo que todo sea un invento, no digo que siempre todo estuvo bien y que el hambre no existió. Eso no se inventa, pero lo que sí se inventa, se exacerba, se digita, son las reacciones, los comos, los cuandos. Los saqueos a los supermercados «bis», los de la época de De La Rua, esos sí que estuvieron totalmente digitados. Y eso sirvió para generar la sensación térmica «anti de la Rua». Y repito que sí, que fue una presidencia paupérrima, que todo lo que podía estar mal estaba mal, pero ESO fue una maniobra política. Saque cuentas y entenderá de quien. «Ah, claro BOLUDO, y ahora me vas a decir que el cacerolazo no tuvo nada que ver con que cayera De la Rua… » debe estar pensando usted. Y la verdad es que no, por más que lo quiera creer, que lo haga sentirse un He-Man con espadita de plástico, por más que en ese momento se haya sentido fantástico y con el pecho inflado participando de un momento histórico, sépalo: usted no tuvo nada que ver. En realidad por un lado fue funcional a otros intereses, y por el otro pudo descargar la bronca que tuvo porque le tocaron el culito con los ahorros. Obviamente, siempre hay casos particulares que son excepciones, pero pasó eso. ¿Que se vayan todos? Se fueron pero volvieron, y la gente hoy no patea ningún banco, peros los que están son los mismos. No querían que se fueran todos, solamente que le devolvieran la platita. ¿Donde están hoy las asambleas barriales? ¿Se acuerda que con ellas había nacido «una nueva forma de hacer política en Argentina»?. Chicos desnutridos que se mueren de hambre en Argentina, los hubo y los habrá, pero por eso nunca hubo un cacerolazo.

Hay represores sueltos, ¿sabía? por eso tampoco vi un cacerolazo. Ni por Julio López vi un cacerolazo. No, la verdad que no vi ninguna reacción en Buenos Aires (o Argentina en general, no quise hacerlo específico) en general. Tampoco veo un cacerolazo en contra del paco, ¿usted lo vio? Yo me lo perdí entonces. Lo que sí vi es una columna de gente gigante encolumnada detrás del aparente dolor de un padre que escondía detrás un mensaje claro de mano dura. También me acuerdo del «Piquete, Cacerola, la lucha es una sola». Ahhhh sí… qué placer… qué placer poder tener eso en el recuerdo, y acordarme de los piqueteros marchando y las viejas conchetas de Belgrano R dándoles una botellita de agua mineral para que no se deshidraten, pobresitos. Cuando Castells (que igualmente le chifla) dice que «no puede haber perros de gente rica que come mejor que gente pobre», TIENE RAZÓN. Realmente tampoco vi ni una cacerolita sonando por eso.

Igual, incluso la gente que supuestamente defiende los derechos de los pobres también está mirando otro canal. Porque al mismo tiempo que Castells dice eso, su esposa participa en un programa de televisión compartiendo cartel con alguien que gana 80000 pesos por mes. Porque, sí, Carmen Barbieri gana eso por mes en el programa de Tinelli. ¿Qué loco, no? No le parece genial que en un país como Argentina, donde un investigador, alguien que hace ciencia, gana 1500 pesos por mes (en un escenario más que favorable) Carmen Barbieri gane 80000 pesos? no es por meterme con ella en particular, es que es de las pocas que dijo en público cuanto gana.

Todo bien con el fútbol, a mi me gusta mirar los partidos por la tele, pero no me diga que 22 boludos en pantalones cortos atrás de una pelota valen los millones de dólares que valen, y merecen ganar la plata que ganan. A veces pienso qué pasa por la cabeza del tipo que está cagándose de hambre o cortando una ruta porque no tiene trabajo, o no tiene para comer, pero paga la cuota de su club de fútbol que permite que un tipo que lo ÚNICO que hace es jugar bien al fútbol (con suerte) gane la guita que gana, o que en paralelo a no tener un peso le da rating a algún programa que hace que alguien por cantar o bailar pueda ganar más de lo que él gana en 10 años. Y lo que digo no es tirado de los pelos, es simplemente ¿usted puede creer el estado de alienación en el que uno está sumergido? Prácticamente nada tiene sentido, todos están disconformes, pero los reclamos son disfuncionales, apuntamos a donde no corresponde, o apuntamos bien pero nos falta apuntar a muchos otros lugares. Nadie quiere cambiar nada realmente en profundidad acá, porque implicaría cambiar esa pequeña (o no tan) parte que nos disconforta, pero también cambiar un status quo que no estamos dispuestos a dejar. No queremos realmente que cambien las cosas; pero de la boca para afuera decimos que estaría bueno que las cosas sean mejores para «xxxxxx» (inserte nombre de alguna provincia del interior, o villa que ande dando vueltas por ahí, o gente de alguna clase en particular). Pero nada hacemos para cambiar eso, y de alguna manera limpiamos la conciencia yendo cada tanto a meter un voto que sabemos que tiramos al inodoro.

Podría seguir, podría seguir mucho. De hecho no escribí ni el 10% de lo que tenía pensado, y quedó medio desastre, son varias cosas que pienso y que quedaron enganchadas medio tirando de los pelos. Pero bueno, la idea está. Otro día puedo seguir con esto, o no, veré. Lo releí para ver si tipié mal y 1) no tengo ganas y 2) me doy cuenta que algunas cosas no las expresé todo lo bien que quería, pero si usted lee y duda, deme el beneficio de la duda (valga la redundancia) y crea que escribí algo de acuerdo con lo que usted cree. En realidad no, sería demasiado trucho. Pero bueno, es lo que hay.