No soy, por lo tanto podría existir

Ya ni sé qué fue lo último que escribí, no me acuerdo, y ni ganas de mirar tengo. Ganas de escribir sí, pero el tiempo no. Y así, una cosa sí, otra no. Pero bueno, es la vida, no?. Hace rato que vengo amenazando con escribir cosas y acabo de darme cuenta que tengo dos borradores colgados. Lo lógico sería sentarme a terminarlos, no? Pero no funciona así, en ese momento se ve que quería escribir de esas cosas, estaba in the mood para ciertos temas, pero hoy no estoy y forzarlos sería perjudicial, porque por no tener ganas probablemente no termine escribiendo eso que quería escribir en su momento con más entusiasmo, y para escribir algo pedorro mejor no escribirlo.

No sé si alguna vez hablé acá de mis experimentos mentales de «100 personas en una isla». Ya a esta altura ni siquiera sé si es un invento mío o lo habré copiado de alguien, pero de repente en algún momento empecé a hacer mucho de eso. Qué pasaría si hubiera 100 personas solamente y esas personas tuvieran tal o cual característica… entonces qué pasaría en esa isla 50, 100, 200 años después?.

Si bien no estoy calificado para opinar…

Aunque, señores, seamos sinceros, quien está calificado para opinar de qué? El status de «calificado» es pure bullshit.

…porque no he leído toda la filosofía, teología, whatever-ía que me gustaría, a veces pienso en cosas que atañen a esas disciplinas. Hace un tiempo escribí un post bastante «violento», o agresivo mejor dicho, anti-iglesia, anti-Dios, etc. No lo voy a releer, pero por lo que recuerdo no es algo de lo que hoy por hoy estaría orgulloso. Pero bueno, qué voy a hacer? Borrarlo? Al pedo.

La noción de Dios es bastante cambiante en lo que a sus características, atributos, capacidades, etc.  se refiere. No todas las culturas tienen el mismo «Dios», y si bien repito que no soy teólogo y es probable existan muchas excepciones, la mayoría tienen algo en común. El hecho de ser una existencia que parece estar «más allá», una existencia que es incuestionable porque resulta «obvia». Nos creó, hay que obedecerle, hay que temerle, hay que agradecerle, hay que sacrificarse por él, etc., dependiendo del origen de su Dios.

Pero muchas veces me encuentro en la situación que «descartar» la idea de Dios parece ser de mente cuadrada. De mente cerrada. ¿Cómo puede ser que descarte la existencia de «algo» superior que mi mente no podría comprender? ¿Cómo puedo osar, si hay algo que mi mente no puede del todo comprender -como por ejemplo a Dios- entonces cometer el acto infinitamente soberbio de decir «no existe»?.

A veces cuando en una discusión me encuentro en esa posición, en la posición en la que se me critica «No podés decir que no hay algo más allá» que puede ser Dios o simplemente algo que está por «afuera» y no me es directamente accesible, me siento como si tuviera que probar mi inocencia. Esto ya lo dije antes en este blog creo, pero me parece ridículo que haya que sentarse a argumentar razones por las cuales NO existe Dios. Y que cuando se citan cosas bastante razonables, como que no se puede «medir», o no se lo puede percibir, etc, aparezcan argumentos del estilo que eso no quiere decir nada, porque nada me garantiza que haya cosas que estén totaaaaaaalmente por afuera de mi comprensión, medición, etc etc. Y ojo, yo no creo que no pueda existir la posibilidad super rebuscada de ese tipo de cosas -de existencia incomprobable por definición!, pero bueno, qué se yo-. Pero el mismo argumento se podría utilizar para los ETs, los dragones, los duendes, las brujas (y la brujería en general), la astrología, y qué se yo cuántas cosas más. Por qué decir que los dragones no existan? Que no haya visto nunca uno no quiere decir que no existan… conclusión «lógica» (!) los dragones tienen probabilidad no nula de existir. Y si bien lógicamente no parece estar muy mal esa declaración, me rompe las pelotas -no cuando se refiere a los dragones, pero sí a Dios-.

Es como si de repente le tocan el timbre de su casa y le dicen «Usted está acusado de asesinar a su vecino. Es culpable. Demuestre su inocencia». Por qué debería usted probar su inocencia? por qué debería usted probar su No-culpabilidad? Por qué habría que tratar de argumentar a favor de su no-culpabilidad? No hay evidencia de que usted sea culpable. No se le encontró un arma. No tiene un motivo. No se beneficia de ninguna manera con la muerte de su vecino. Pero alguien lo mató, y ese podría ser usted. Bueno, pruebe entonces su no-culpabilidad.

Con la existencia de Dios es la misma historia. No hay ninguna evidencia. No hay nada, nada de nada, incluso los que votan porque existe llegan a decir que bueno, que en realidad por ahí no hay forma en la que nosotros podamos acceder, pero que no por eso dejaría de existir. Y si alguien dice «no existe», hay que probar que no existe. Por qué no hay primero que probar la existencia? Y hete aquí el punto. La existencia es casi una obviedad (!!!!!!), trivial, no necesita argumentación prácticamente el hecho de que existe «algo más allá que estará para siempre alejado de nuestra comprensión mental, que nos resulta inaccesible». La pregunta del millón es que si realmente tiene esas cualidades qué mierda nos importa si existe o no. Pero esa es otra historia.

La noción de Dios, sea cual sea los atributos que usted le ponga, la tenemos todos. Olvídese del nombre Dios. La noción de algo-más-allá. Algunos la tienen más elaborada que otros, para algunos es motivo de infinita paja mental incluso a nivel universitario, para otros es al que se le sientan a rezar todas las noches, pero es lo mismo. Todos tenemos esa noción. En (casi?) todas las culturas está presente.

Yo creo que es probable que desde el momento que existió la primera… civilización? la primera cultura humana? es muy probable que haya aparecido por primera vez la noción de Dios. Con el primer rayo que cayó, o el primer volcán que hizo erupción. O el Sol. O la fertilidad, o lo que sea. Todo lo que era inexplicable/increíble/no comprensible se le atribuía a Dios. Creo que es probable que todas las múltiples manifestaciones de Dios tengan un origen común. Después, así como el hombre empezó a viajar y colonizar nuevos territorios y adquirir nuevas costumbres, la noción de Dios fue divirgiendo en cada cultura y cada uno terminó por atribuirle lo que quiso en su momento. Y el tiempo fue pasando, y Dios pasó de ser todo, a de repente dejar de ser el Sol. Dejar de ser la entidad que nos puso sobre el planeta. Dejar de ser el rayo. Dejar de ser demasiadas cosas, y mientras la explicación racional fue avanzando Dios fue retrocediendo. En algunos casos no retrocede, sino que convive «amistosamente», forzando a la gente a cierto nivel de esquizofrenia. Pero si bien la noción tradicional retrocede, la noción de «algo allá afuera» queda. Porque todos, o casi todos, desde chiquitos, estamos contaminados con la noción de Dios.

Desde el primer momento que somos chicos y preguntamos qué es una iglesia, qué es rezar, etc, por más ateos que sean nuestros padres, en algún momento nos tienen que decir «es algo en lo que algunas personas creen y le adjudican tal y tal propiedad». OK. Ese concepto se va instalando en el cerebro. Flash forward 20 o 30 años después y tenemos personas que pueden o no creer en Dios, pero que aceptan casi de forma axiomática «que algo allá afuera» existe.

Hoy por hoy creo que esa noción es realmente un relicto. Es totalmente anacrónico, no tiene ninguna correlación con el estado actual de nuestro entendimiento racional de la existencia tal cual es hoy -que no quiere decir que sea definitivo ni perfecto-. Lo cual me lleva a mi experimento mental:

Si en una isla se llevan 100 niños, y se los cría desde pequeños, de modo tal que cuando pregunten «por qué sale el Sol» se le conteste que es porque la Tierra gira alrededor del Sol, o que el hombre desciende del mono gracias a la evolución, o que el rayo es lo que es, etc etc, pero siempre dejando claro que no se sabe todo, pero sí que al menos muchas cosas de las que no se tiene hoy respuesta son potencialmente contestables… no sería finalmente refractario a la idea de Dios?. Imagínese una mente que pasa de niña a adulta, viviendo en un entorno similar, en donde nunca hubo que convivir con la idea de un ser «mas allá». Donde no hay cosas inexplicables, si no simplemente cosas todavía no explicadas. Imagínese qué sería vivir en ese mundo. Esos chicos van a crecer, y van a tener hijos. Y así sucesivamente. Un par de generaciones después, imagínese que usted se encuentra con un adulto joven de 30 años. Vivió en una sociedad ya más o menos establecida en la que queda bastante claro, entre otras cosas, que el hombre puede comprender la naturaleza, puede entender lo que es un rayo, también puede manipularlo, y donde los desafíos intelectuales que se propone pueden, al mediano o largo plazo alcanzarlos. Ahora, a esa persona usted le dice «Existe algo que está más allá, algo que explica eso que no podés explicar, algo a lo que no vas a acceder nunca». Y usted qué espera? Yo espero que esa persona, al no haber estado contaminado nunca jamás con la noción de Dios, sería totalmente refractario al concepto. No podría entenderlo, ni siquiera entendería la necesidad de que usted recurra a esa figura. En esa situación, usted tendría que argumentar por qué es que Dios existe, a diferencia de lo que pasa hoy por hoy que parecería que es necesaria una argumentación sobre por qué no existe.

Hoy por hoy, creen en eso los que quieren, y creen porque quieren. No es otra cosa que una construcción mental como tantas otras, a las cuales se le adjudican propiedades, cualidades, etc. Pero eso y sólo eso.

Bueno niños, nos estamos viendo.